La juventud y la aversión a lo militar.
Uno de los efectos colaterales de no haber juzgado a los civiles cómplices y autores intelectuales de la última dictadura es que se instaló en la conciencia de cierto sector de la sociedad una distorsión de la realidad. Hay mucho joven bien comido en nuestro país que odia a los militares de modo genérico, esto es, consideran que todo “milico” es represor por definición.
Eso es como si dijéramos que todo taxista es garca, por ejemplo y para no dar más ejemplos que puedan herir la susceptibilidad de los posmodernos. Es una generalización. Y las generalizaciones suelen ser bastante brutas, especialmente cuando ignoran el contexto histórico en el que se insertan.
Hoy hemos tenido acá a cualquier cantidad de bien comidos, casi todos jóvenes rebeldes “de izquierda”, expresando su desprecio por los “milicos”, o por la “gorra”, como dicen ellos en su emulación berreta del lenguaje tumbero. Tienen todo cubierto y asegurado, tienen la mejor obra social, pero quieren hablar como pibes de barrio para hacerse los “revolucionarios” en los foros. Hoy hubo mucho de eso acá.
Ahora bien, ellos son “de izquierda”, son trotskistas hijos de papá empresario y mamá profesional, nos tienen sin cuidado. Sabemos que caretean de militantes “de izquierda” para hacerles la contra a los viejos y que cuando crezcan van a ser más reaccionarios que Uriburu. Lo que nos preocupa es que la expresión antimilico la hemos visto en boca de gente que se hace llamar “peronista”. Estos “peronistas” se comieron la curva muy mal y la chocaron toda.
Les queremos recordar que el peronismo como expresión de lo nacional-popular en Argentina tiene una línea histórica y una doctrina. Por la primera, estamos hablando de San Martín, Rosas y lógicamente Perón (de ahí “peronismo”, ¿se ve?). Y por la segunda estamos hablando de una doctrina nacionalista en un sentido de pueblo-nación.
Por si no lo notaron, nuestra línea histórica arranca con el padre de la patria, el General San Martín, que fue un milico. Sigue con Juan Manuel de Rosas, otro milico. Y va a resultar en el General Perón, que no era general porque hacía ballet clásico en el Teatro Colón, sino porque era milico. Y todos ellos hablaban de defender la patria, de ser necesario, con las armas en la mano. De hecho, en los tiempos de San Martín y de Rosas eso fue efectivamente necesario. En los de Perón también, aunque el enemigo de Perón la jugó “por dentro” y la cosa fue un poco distinta.
Solo queríamos decirles eso a algunos que están muy confundidos, que piensan que el peronismo es la comunidad hippie trosca del pan relleno y la fotocopiadora. Bueno, no lo es. El peronismo tiene y tendrá sus milicos, que son los que están dispuestos a hacerse matar para que el enemigo de todos acá no venga a robar. Eso se llama nacionalismo.
Eso es como si dijéramos que todo taxista es garca, por ejemplo y para no dar más ejemplos que puedan herir la susceptibilidad de los posmodernos. Es una generalización. Y las generalizaciones suelen ser bastante brutas, especialmente cuando ignoran el contexto histórico en el que se insertan.
Hoy hemos tenido acá a cualquier cantidad de bien comidos, casi todos jóvenes rebeldes “de izquierda”, expresando su desprecio por los “milicos”, o por la “gorra”, como dicen ellos en su emulación berreta del lenguaje tumbero. Tienen todo cubierto y asegurado, tienen la mejor obra social, pero quieren hablar como pibes de barrio para hacerse los “revolucionarios” en los foros. Hoy hubo mucho de eso acá.
Ahora bien, ellos son “de izquierda”, son trotskistas hijos de papá empresario y mamá profesional, nos tienen sin cuidado. Sabemos que caretean de militantes “de izquierda” para hacerles la contra a los viejos y que cuando crezcan van a ser más reaccionarios que Uriburu. Lo que nos preocupa es que la expresión antimilico la hemos visto en boca de gente que se hace llamar “peronista”. Estos “peronistas” se comieron la curva muy mal y la chocaron toda.
Les queremos recordar que el peronismo como expresión de lo nacional-popular en Argentina tiene una línea histórica y una doctrina. Por la primera, estamos hablando de San Martín, Rosas y lógicamente Perón (de ahí “peronismo”, ¿se ve?). Y por la segunda estamos hablando de una doctrina nacionalista en un sentido de pueblo-nación.
Por si no lo notaron, nuestra línea histórica arranca con el padre de la patria, el General San Martín, que fue un milico. Sigue con Juan Manuel de Rosas, otro milico. Y va a resultar en el General Perón, que no era general porque hacía ballet clásico en el Teatro Colón, sino porque era milico. Y todos ellos hablaban de defender la patria, de ser necesario, con las armas en la mano. De hecho, en los tiempos de San Martín y de Rosas eso fue efectivamente necesario. En los de Perón también, aunque el enemigo de Perón la jugó “por dentro” y la cosa fue un poco distinta.
Solo queríamos decirles eso a algunos que están muy confundidos, que piensan que el peronismo es la comunidad hippie trosca del pan relleno y la fotocopiadora. Bueno, no lo es. El peronismo tiene y tendrá sus milicos, que son los que están dispuestos a hacerse matar para que el enemigo de todos acá no venga a robar. Eso se llama nacionalismo.
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